Soliloquios

La imposibilidad de ver directamente la realidad indica también la imposibilidad de llegar al conocimiento. Las imágenes se conforman a partir de registros fotográficos de las sombras proyectadas en espacios exteriores e interiores de la ciudad, por la plena acción de la luz natural y en determinadas horas del día. La conjugación de espacios indeterminados de luz, se entrecruza indistintamente con las sombras proyectadas, sombras cuya naturaleza se ha intensificado hacia un negro profundo y penetran hacia una atmósfera circundante oscura y silenciosa, que infinita aún más un manto de misterio. Todo este manto de sombras se muestra como la búsqueda y expresión de nuestro interior, que reclama intensamente respuestas del mundo inconsciente, que cada día parece más incierto e inexplorado. Lo simbólico, es el enigma que parece universalizado de lo que queremos encontrar en nuestro propio ser, como son los aspectos comunes en nuestras vidas, que, aunque son sitios desconocidos de nuestra propia conciencia, se reflejan individualmente en la personalidad, que, en últimas, parece soportarse en todos los temores a lo desconocido.

«Soliloquios II»

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